Resumen: | La iglesia imperial de San Matías se ubica en una plataforma de gruesos sillares de cantería, que la elevan sobre la rasante de la calle del mismo nombre, situada en el centro histórico de Granada, constituyendo el eje que articula el barrio de San Matías, al ser uno de los elementos arquitectónicos con mayor peso, resultando ser un hito urbano de primer orden.
Es una iglesia de una sola nave con cabecera poligonal, con planta de salón, con cubierta a dos aguas sostenida por cuatro arcos diafragmas transversales de forma ojival que están trasdosados angularmente para sostener las vigas de la armadura a dos aguas. Posteriormente se abren a la nave ocho capillas laterales, cuatro a cada lado, entre contrafuertes. Esta transformación se efectuó entre 1533 y 1541, al mismo tiempo que se independizó el presbiterio formando un espacio cuadrangular. Los soportes están constituidos por finas y esbeltas columnas adosadas a los pilares que sobre un zócalo de granito descansan sobre basa ática.
La primitiva cubierta era una artesonado mudéjar de tipo lima-bordón con decoraciones de racimos de mocárabe; estas, tanto la de la nave como la de la Capilla Mayor fueron cubiertas en 1775 por el maestro Juan de Castellanos quien dotó a la iglesia con bovedillas de nervaduras y lunetos realizadas en estuco.
El edificio muestra al exterior tres alturas claramente diferenciadas que son por orden decreciente la torre, la nave y las capillas laterales.
La nave presenta una cubierta a dos aguas que conforma los planos de desagüe mediante tejas de distinto tamaño, potenciando los caballones de teja vidriadas con alternancia de color blanco y verde. Las capillas laterales presentan el mismo sistema de cubrición. Sobre ellas destacan los contrafuertes entre los que se ubican que llegan hasta la altura de la nave, cuyo cerramiento se realiza a tres aguas mediante tejas.
La torre aparece ubicada a los pies del lado de la Epístola, siendo de planta cuadrada y fabricada de ladrillo revestido, se divide en tres cuerpos separados por estrechas cornisas. El primer cuerpo, de mayor longitud, muestra tres vanos mudéjares. El primero es un arco geminado con cerámica sevillana del siglo XVI en las albanegas, bajo arco escarzano de ladrillo. Los otros vanos presentan arcos geminados que, bajo dinteles, apoyan en unas columnas de polígonos de ladrillo y tienen unas columnas de mármol como parteluces. El segundo cuerpo, más estrecho, tiene un vano bajo arco de medio punto de ladrillo. En el campanario aparecen seis arcos, dos en los laterales más anchos y uno en cada uno de los frentes. Se cubre con teja de cerámica árabe a cuatro aguas y se remata con cruz de hierro.
La iglesia presenta todas sus fachadas al descubierto, si bien la parte de la cabecera del templo tan solo la podemos apreciar parcialmente porque a ella se adosa la vivienda parroquial. Al exterior el templo cuenta con tres portadas, dos de ellas sin acceso realizadas en piedra del estilo de Siloé, una situada en el lado del Evangelio y la otra en el lado de la Epístola, accediéndose únicamente por los pies del templo.
La fachada principal se nos muestra incompleta ya que la invade el inmueble vecino.
Se encuentra alzada mediante una escalinata en la calle de San Matías; presenta la portada, y en el segundo cuerpo, un óculo inscrito en un cuadrado que decora con cerámica las enjutas. A los pies del templo encontramos la portada principal, con altos plintos que sostienen columnas corintias entre las que se encuadra un arco de medio punto. Continúa la portada con un entablamento sobre el que aparece una cornisa que sostiene un segundo cuerpo de fachada centrado por una hornacina avenerada que cobija la imagen del santo titular de la iglesia, entre pilastras adosadas muy decoradas con menudos relieves. Esta estructura se remata con un frontón triangular. La traza de la portada parece que es, con toda probabilidad de Sebastián de Alcántara, fue realizada por el cantero Juan Ruiz y data de 1543.
La portada cuenta con altos pedestales que sostienen columnas corintias de fuste estriado, superpuestas a dobles pilastras corintias, enmarcando un arco de medio punto moldurado con una ménsula vegetal en la clave, en cuyas albanegas destacan medallones con cabezas en relieve y, a su alrededor, leones alados cuyos cuerpos terminan en roleos vegetales. Encima se encuentra un friso que desarrolla un ornato compuesto de rosetón central con figuras simétricas a ambos lados. Éstas están formadas por leones alados y vegetalizados, cabezas barbadas y cuernos de la abundancia, y a los extremos, tritones alados y mascarones de perfil. Por encima de una corta cornisa destaca una hornacina avenerada con la charnela en la parte superior, acabada en arco de medio punto, albergando la imagen de San Matías. Ésta se halla flanqueada por pilastras y coronada por frontón triangular, del que surgen motivos vegetales y cornucopias por donde asoman cabezas de querubines. La portada culmina en la fachada con dos escudos del arzobispo Niño de Guevara y carteles con la inscripción: «STE MATHYA, ORA PRO NOBIS».
La portada lateral fue realizada en 1535 por el cantero Vicente Fernández, siendo la estatua obra de José de Luque. Aquella consta de pedestales que sostienen semicolumnas corintias adosadas a dobles retropilastras del mismo orden, enmarcado en un arco de medio punto moldurado, con una ménsula vegetal en la clave, y, apoyado en pilastras, en cuyas albanegas destaca una ornamentación de bichas, sobre el cual se desarrolla el entablamento, cuyo friso aparece decorado con una cabeza de querubín en el centro y monstruos en los laterales. Sobre dicho entablamento destaca una hornacina avenerada con la charnela en la parte superior y rematada en arco de medio punto, conteniendo la imagen sedente de la Virgen con el Niño, quedando enmarcada entre pilastras corintias que sustentan un entablamento coronado por un frontón triangular. El friso está decorado con cabezas de querubines y en ambos lados aparece una decoración de bichas acabadas en cabezas de monstruos vegetales y flameros. Los clavos de ambas puertas, de dobles hojas de madera, fueron realizadas por Juan de Cubillana.
Ambas portadas conservan rastros de los vivos colores con que acostumbraban a teñirlas en la época de su realización. |