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Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://hdl.handle.net/11532/312507
Título : Vista parcial de la fachada
Autor : Herce Pagliai, Manuel Millán
Fecha de publicación: 17-dic-2015
5-oct-2017
Tipo de documento: Fotografía digital
Denominación del Bien: Palacio de los Marqueses de Villadarias (18372)
Ampliar información del Bien: https://guiadigital.iaph.es/bien/inmueble/18372
Provincia: Málaga
Municipio: Antequera Antequera
Descriptores temáticos: Casas palacio
Barroco (Estilo)
Patrimonio inmueble
Edificios residenciales
Código ISO Idioma: spa
Resumen: El Palacio de los Marqueses de Villadarias, popularmente conocido como Casa de las Columnas, es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura civil y doméstica de Antequera del siglo XVIII. El palacio es un testimonio excepcional de la evolución tipológica, arquitectónica y ornamental de las casas palacios barrocas que se ha consagrado en varios ejemplos actualmente presentes en la ciudad. La construcción del palacio se remonta a la primera década del siglo XVIII debido a la voluntad de Francisco del Castillo y Fajardo, segundo Marqués de Villadarias, quien entre otros títulos ostentó el de Capitán General de los Ejércitos de su Majestad en Andalucía y Valencia. El edificio destaca por su monumental fachada que responde a unas proporciones inusuales en Antequera, la cual presenta una estructura formal exterior de tres plantas separadas por dobles líneas de imposta, con seis cuerpos laterales verticales asimétricos organizados por los vanos y en la que sobresale, ubicada en un eje no central, la portada principal. Presenta como innovación arquitectónica el hecho de tratar la última planta con las mismas características que la planta baja o la principal, no dándole tratamiento de ático como es lo tradicional. En los vanos abiertos a fachada alternan los de la planta baja, con rejería y sin jambas ni dinteles, de carácter popular y con cierros de maderas tradicionales, con los de las plantas altas, enmarcados por sobrias pilastras cajeadas con capitel y decoración de rocalla vegetal con cabezas antropomorfas en su centro. Los paramentos están realizados con piedra caliza del Torcal y del Cerro de la Cruz. En la fachada el elemento que más destaca es la portada, la cual se ha resuelto mediante un concepto muy barroco en su composición aunque es sobria y clasicista en sus elementos tectónicos. El primer cuerpo, que invade plenamente la calzada, dispone cuatro columnas toscanas con capiteles muy estilizados ubicadas sobre plintos en planos verticales distintos y fondeadas por pilastras cajeadas, sobre él se abre el amplio balcón del piso noble cuyo vano está guarnecido por pilastras cajeadas y por un sencillo entablamento sin apenas resalte que contrasta enormemente con el cuerpo inferior, se remata con un frontón curvo guarnecido de roleos y pirámides. El resto de la fachada, salvo la cornisa que recibe el tejado, fue remodelada en el siglo XIX. La decoración con escudos heráldicos convierten a esta significativa fachada en una arquitectura parlante, que pone en primer orden la importancia que en aquella época tenía la exposición pública de los blasones como distintivos de una alcurnia que se manifestaba de forma conclusiva a través de la exhibición de sus signos de poder y subraya la intencionalidad del propietario de demostrar la fidelidad del marquesado de Villadarias a la dinastía borbónica, además de resaltar su propio prestigio nobiliario. El interior del edificio es de una magnificencia acorde con su monumental portada. A través del zaguán, que conserva los escalones laterales para el paso de los carruajes, se accede al cuerpo principal de la casa mediante un bello cancel de hierro, sin parangón en Antequera, realizado a finales del XVIII o principios del siglo XIX, tras el que se encuentra el patio. El patio, de planta cuadrada y con proporciones mayores a lo habitual, se desarrolla en la planta baja mediante arcos de ladrillo que apoyan sobre doce columnas toscanas de piedra del Torcal, tres a cada lado, siguiendo la composición habitual de la arquitectura palaciega antequerana. Las galerías de las plantas altas se abren al patio mediante balcones enmarcados con arcos rebajados con pretiles de cerrajería, composición debida a la intervención efectuada en el siglo XIX. La escalera principal, ubicada en el lateral izquierdo, es de planta rectangular y está organizada en cuatro tramos, aunque el segundo y el cuarto se encuentran poco desarrollados; la recorre en toda su longitud una baranda de hierro forjado decorada en sus cuatro ángulos con bolas de mármol rojo y se cubre mediante cúpula elíptica sobre pechinas decorada con yeserías, de estilo más acorde al granadino que al antequerano, que la divide en ocho plementos con sus nervios resaltados y decorados con guirnaldas vegetales. En el muro del segundo tramo se encuentra un bello marco de yeserías con ornamentación barroca tardía en el que está inserto un lienzo de la Virgen de Guadalupe, obra del pintor mejicano Juan Correa. Es curioso el motivo que justifica la presencia de los cilindros de piedra y las cadenas que flanquean la puerta principal. Estos elementos son el signo indicativo de que el Rey residió en este edificio.
Fecha de depósito: 2017-10-05T15:34:09Z
Fecha disponible: 2017-10-05T15:34:09Z
Formato: Digital: medidas: 4740x3163; tamaño: 42.92 MB; formato: Tiff
Signatura : 70_0122872
URI: http://hdl.handle.net/11532/312507
Aparece en las colecciones: Patrimonio Inmueble
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